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La experiencia filosófica y sus formas: las concepciones de la filosofía.

RESUMEN DEL TEMA 1 DEL TEMARIO OFICIAL DE LA ESPECIALIDAD DE MATEMÁTICAS DE SECUNDARIA

 

Esquema:

1. – Introducción.

2. – El mundo griego.

2.1.- Los orígenes de la filosofía

2.2.- Amor al saber y admiración: las cosmogonías presocráticas

2.3.- La filosofía como búsqueda de la sabiduría: Logos y razón

2.4.- Filosofía y crisis del mundo: las escuelas filosóficas.

2.5.- Resumen.

3.- La Edad Media: El Cristianismo. Razón y Fe.

3.1.- La filosofía como secundaria de la teología: filosofía de salvación.

3.2.- Razón y Fe.

4.- La Modernidad

4.1.- El desencanto del mundo

4.2.- Mathesis Universalis y Empirismo

4.3.- Kant y la Filosofía como Ilustración

4.4.- La filosofía como triunfo: Hegel y el Positivismo

4.5.- La Filosofía como sospecha: Marx y Nietzsche

4.6.- Resumen.

5.- La Filosofía contemporánea: las distintas concepciones de la filosofía y el análisis de la Modernidad.

5.1.- La filosofía como ciencia formal

5.2.- La filosofía como ciencia del ser

5.3.- Filosfía y dialéctica: la pervivencia de la sospecha.

5.4.- Filosofía y pensamiento débil: la Posmodernidad

5,.5.- Resumen.

6.- Conclusiones

7.- Bibliografía

 

 

1. – INTRODUCCIÓN

En el presente tema hemos pretendido hacer un recorrido histórico por las diferentes concepciones de la filosofía a lo largo de la historia. Hemos escogido, así, una visión en la cual vamos analizando, en grandes bloques, la historia de la filosofía.

 

 

2. – EL MUNDO GRIEGO

2.1. – Los orígenes de la Filosofía: el término

¿Por qué la filosofía, o al menos eso que todos sin excepción entendemos por filosofía, nació en un lugar como Grecia? Si atendemos a la situación geopolítica del momento en el que surgió la filosofía, parece claro que el mundo helénico no se hallaba en ese periodo, siglos VII-VI a. C., dentro de las grandes potencias al uso. Parece por tanto más lógico pensar que este saber nuevo debería haber surgido en otro lugar más poderoso o con una tradición cultural más desarrollada. Sin embargo, nació en Grecia. Varias son las razones aducidas para explicar dicha realidad y van desde el pathos tradicional griego hasta cuestiones relativas a la lengua helénica o circunstancias sociohistóricas. Sea lo que sea, lo cierto es que la filosofía, y con ella la racionalización frente al mito, nace en el mundo helénico aproximadamente a partir del siglo VII antes de Cristo. Y aparece como “amor a la sabiduría” es decir, no como un encuentro con el conocimiento, típico de la estructura mítica donde el saber es revelación, sino como una búsqueda de ese conocimiento propio. No es en vano, ni creemos capricho filológico tampoco, que el verbo “filosofar” aparezca en el pasaje de Herodoto cuando Creso, al dirigirse a Sócrates, le dice que ha tenido noticias de él por su amor al saber y por sus viajes a muchas tierras con el fin de ver cosas; es decir, que le reconozca como investigador, como alguien con una finalidad de descubrir. 

 

2. 2- Amor al saber y admiración: las cosmogonías presocráticas.

La filosofía como explicación racional del mundo comienza con los autores denominados presocráticos. Estos, como es sabido, intentan hallar el origen de lo existente a través de una pregunta por el principio: si todo coincide como ser existente, algo común debe existir entre las cosas para que esto sea así. Lo que interesa en cuanto a concepción de los presocráticos no es en realidad la respuesta dada a la pregunta, por otra parte repleta de elementos míticos que no ocultan la aún unión entre mito y razón, sino algo que sí es ajeno al propio mito: la pregunta y la búsqueda. Efectivamente, la concepción filosófica de los presocráticos determinará en occidente la filosofía como una búsqueda de aquello que está oculto y que, sin embargo, provoca nuestra admiración: el orden del mundo. 

 

2.3. – La filosofía como búsqueda de la sabiduría: Logos y Razón.

Es reconocido por todos los autores el giro antropológico que adquiere el pensamiento filosófico a partir de Sócrates y los Sofistas. Ellos se encargan de situar este saber en un contexto distinto al mundo presocrático. No existe tanto interés en la physis como en el hombre como realidad que se relaciona con otras realidades. Pero, los sofistas añaden al problema algo importante: la distinción entre el Nomos (mundo humano) y la Physis  (mundo natural) que rompe con la vieja creencia de la unión en la totalidad de la naturaleza. Nomos y Physis expresan dos mundos opuestos para los sofistas, dos lugares que se rigen por distintas leyes. El saber filosófico es sólo para la ley humana y desemboca en Retórica. 

Sócrates, sin emabrgo, camina en otro sentido sin por ello abandonar ese giro antropológico. Su idea de objetividad parte de algo que ya está ahí y que la razón humana debe descubrir. Aunque podría parecer que así se asemeja, paradójicamente, a los presocráticos, la diferencia va a generar una ruptura con la filosofía anterior y va a conformar la búsqueda de Platón y Aristóteles. Lo que Sócrates plantea ya no es la búsqueda de un elemento unificador de la naturaleza, una física, sino el encuentro con una objetividad concedida por un Logos. Es decir, hacer que la razón humana se encuentre e identifique, coincida, con el Logos preexistente. Lo racional ya está dado y se trata de su búsqueda como filosofía.

 

2.4. – Filosofía y crisis del mundo: las escuelas filosóficas.

El logos es la búsqueda de la racionalidad del mundo. Pero en el periodo helenístico, cuando mayor auge tienen las escuelas filosóficas de la Antigüedad: cínicos, estoicos (cuyas ideas pervivirán y serán dominantes en la filosofía romana), hedonistas,…, la racionalidad del mundo implica también el arte del saber vivir. La polis superada por los acontecimientos políticos y sociales, y con ella el ideal helénico clásico del ciudadano, sitúa un nuevo problema. Ya no se trata sólo de descubrir por la admiración a la que nos lleva, el Logos del mundo, ni tampoco sólo que la razón se identifique con él, sino hay algo más: la vida debe ser del Logos. Se da así un engarce entre Teoría y Práctica, entre razón y vida, a través de la búsqueda del Logos que ya estaba, en cierta medida al menos, en el propio Aristóteles. 

 

 

3. – LA EDAD MEDIA: EL CRISTIANISMO. RAZÓN Y FE

La búsqueda del Logos, del principio rector de lo real, no es problema para el cristianismo. Aquel se haya inmerso en el mismo misterio de Dios y no existen posibilidades para el ser humano de comprenderlo en su plenitud. Por tanto, la filosofía ya no contará tanto con dicho desvelamiento de una verdad absoluta, pues esta sólo es posible desde la fe, sino con un acercamiento al misterio, una explicación racionalizada de dicho misterio. Sin embargo, esto dicho así de taxativo no resulta del todo cierto y la época en la que el cristianismo es el principio rector del pensamiento no puede ser vista como una realidad monolítica. Antes bien, los elementos que la van a integrar como filosofía escolástica, presuponiendo aquí que dicho movimiento pueda ser considerado como el esplendor de la filosofía cristiana, van a ser la evolución misma del sentido que a la propia filosofía se le va a dar a lo largo del periodo medieval.

 

3.1. – La filosofía como secundaria de la teología: filosofía de salvación

En su enfrentamiento con el mundo pagano, los primeros pensadores cristianos tendrán, en general, una visión bastante negativa de la filosofía. Esta es considerada como fuente de error y petulancia de los hombres (Taciano, Hermias) o bien como aquello que es superado por la propia fe que a los ojos de la razón es absurda luego cierta (Tertuliano). Sin embargo, esta concepción de destierro de la filosofía no va a llevar muy lejos. Ya en la misma patrística existe el interés de hacer compatible la sabiduría pagana con el mensaje de la nueva religión. De hecho, y no en vano, en el evangelio de S. Juan se cita el Logos como principio y se le identifica con Dios. Así, la filosofía se va a convertir en una parte del propio mensaje de la salvación, primero como la formulación de Ancilla theologiae (“sirviente de la teología”) para luego pasar a ser un intento de armonizar ambas. El conocimiento filosófico debe responder ante la fe para ensalzarla. 

 

3.2. – Razón y Fe.

La escolástica dará una nueva formulación a este problema. Frente a una filosofía excesivamente anclada en la propia salvación, es decir, en la propia religión, la escolástica separa ambas realidades en el intento de la demostración racional de la existencia de Dios. Efectivamente, es importante ver que la filosofía ya no es aquí mera doctrina de la salvación, sino algo más. El principio rector del mundo no es puesto en duda en ningún momento, pero racionalmente debe ser demostrado pues no resulta evidente, al menos para nosotros (en expresión tomista), su existencia. La filosofía recupera así una importancia de primer orden pues su tarea se concibe como básica. La concepción de relación entre razón y fe, y la superioridad subsiguiente de ésta, evidentemente continúa, pero en la propia investigación comienza la idea de la insuficiencia de la fe para  ella misma. 

 

 

4. – LA MODERNIDAD

4.1. – El desencanto del mundo

Como ya hemos señalado anteriormente, para el mundo helénico la filosofía nace de la admiración ante el orden del mundo y de la realidad. Igualmente, la concepción de la filosofía en la edad media, con el cristianismo como pensamiento dominante, es la de un saber que pretende demostrar aquello que ya se da por supuesto, la grandeza de Dios y, por ello, de la propia creación. Sin embargo, y de ahí saldrá su propia concepción de la filosofía, la modernidad tendrá una filosofía del desencanto en un doble sentido: por un lado, el desencanto se produce a través de la racionalización absoluta del mundo físico, el cual se explicará a través del paradigma científico en un proceso cuantificable; por otro, se produce el desengaño ante una realidad que no puede competir con el pensamiento (con el deber ser representado en la teoría). No obstante, este desencanto ante el mundo no producirá melancolía, tal y como con posterioridad se dará en la última filosofía posmoderna, sino la idea de que el mundo deberá copiar al pensamiento.

 

4.2. – Racioanlismo y Empirismo

El pensamiento piensa ideas. Con esta frase se puede resumir una de las premisas básicas, aún en su aparente simplicidad, de la modernidad: la diferencia entre el conocimiento el mundo y el mundo tal y como es. Nuestra relación con el mundo no garantiza la realidad de éste. La adecuación del pensamiento y realidad queda así superada, a pesar incluso de una filosofía que seguirá manteniéndola como la prueba de la certeza del pensamiento. 

Así, en lo dos primeros grandes pensamientos de la modernidad, racionalismo y empirismo, se aparece el pathos de un mundo gobernado directamente por el pensamiento, de un mundo que es capaz de ser idealizado, es decir: dirigido por y para pensar. El primer movimiento, íntimamente relacionado con el propio desarrollo de la ciencia moderna, es el racionalismo. Este concibe la filosofía como el descubrimiento del método para encontrar la verdad que garantice la ciencia. Así, el número, es decir, el elemento ideal por excelencia debe explicar la realidad empírica de forma verdadera. 

 

4.3. – Kant y la Filosofía como Ilustración.

Del mismo modo que hay dos usos de la razón aunque una sola facultad, existen para Kant dos usos de la filosofía y, por consiguiente, una concepción de la misma alejada de la primera modernidad. Así, Kant distingue, como es sabido, el carácter mundano de la filosofía del carácter académico. Este segundo concepto hace referencia a la necesidad de que la razón se ocupe de la interrelación y unidad interna de los diversos conocimientos, para establecer (o, al menos buscar hacerlo) el sistema de todos ellos.

 

4.4. – La filosofía como triunfo: Hegel y el Positivismo

Unimos aquí, y en aras de la brevedad, dos extremos prácticamente inconectables de la filosofía: Hegel y Comte. Evidentemente, existen importantes diferencias entre el sistema filosófico de uno y otro autor. Pero ambos pueden ser unidos en un elemento de sus filosofías para posteriormente separarlos. Se trata de la idea, que en ambos se desarrolla, del final de la propia historia y por tanto del triunfo definitivo de la propia humanidad en su desarrollo temporal.

 

4.5. – La Filosofía como sospecha: Marx y Nietzsche

Anteriormente hemos hablado de la permanencia en el espíritu de la filosofía hegeliana de la idea de la filosofía como el conocimiento capaz de explicar la totalidad. Esta idea, aún con reformulaciones distintas, impregnará la obra tanto de Marx como de Nietzsche. Ciertamente, ambos autores pretenden una explicación de la realidad, pero ya no desde la admiración ante el mundo (tal y como habíamos visto que se producía dentro de la filosofía griega), ni dando por supuesto el privilegio de un hacedor de lo real (como en el escolasticismo). Pero tampoco se producirá desde la pretensión de una mera diferencia entre el pensamiento y el mundo para conseguir su unión definitiva (como concluirá Hegel y con él la Modernidad en su distinción pensamiento mundo). Frente a ellos, los dos autores aquí tratados se enfrentan a lo real desde la duda de su autenticidad, desde la distinción entre lo real y lo verdadero, desde la sospecha que se enfrenta a lo que no es así. 

 

 

5.- LA FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA: LAS DISTINTAS CONCEPCIONES DE LA FILOSOFÍA Y EL ANÁLISIS DE LA MODERNIDAD

5.1.- La filosofía como ciencia formal

Las distintas escuelas descendientes, de un modo u otro, del positivismo llevarán sus intereses al mundo de la lógica. Desde ahí, situarán a la filosofía como un conocimiento que intenta verificar la validez de los distintos lenguajes empleados en los diversos contextos de la vida humana y las distintas disciplinas del conocimiento. De esta manera, la filosofía renuncia a cualquier relación con lo real, imposibilitada, por su propia pretensión, a hablar con sentido, esto es: con referencia, de sus elementos propios. Su objeto y el lenguaje que lo expresa, ya sea en su versión metafísica ya en su versión dialéctica, es un “sinsentido”. La filosofía, pues, debe servir para distinguir el lenguaje válido del inválido y señalar de qué se puede hablar. Su función queda así vista como una función reguladora de las disciplinas científicas, pero sin referencia a la realidad.

 

5.2.- La filosofía como Ciencia del Ser

Enfrentada a la anterior, surge la filosofía como ciencia del ser. No se trata ya de una filosofía al uso académico, sino del desvelamiento del ser que la propia filosofía olvidó a favor del ente a partir de Platón. 

 

5.3.- Filosofía y dialéctica: la pervivencia de la sospecha

Se enmarcarían aquí aquellos autores relacionados, de un modo u otro, con el pensamiento de la escuela de Francfort. Para ellos, la Ilustración, y con ella el pensamiento racional, presentan una dialéctica: por un lado, son necesarias para la emancipación humana; por otro, sin embargo, en ella está el germen de la propia sociedad totalitaria. Efectivamente, la razón ilustrada ha degenerado en razón instrumental y así el mundo se ha convertido en un mundo administrado y totalitario. La filosofía sólo puede permanecer en dicho mundo, si es que no quiere convertirse en ideología pura, de un modo negativo. Ya no se trata de construir la utopía, sino que a través del pensamiento dialéctico convertirse en, como señala Adorno, “ontología de la falsa situación”. 

 

5.4.- Filosofía y pensamiento débil: la Posmodernidad

La crítica a la modernidad lleva a la destrucción del sujeto moderno como aquel capaz de llevar adelante la historia. Por otro lado, para estos autores, el mundo es ahora el lugar del fragmento, alejado de las falsas certezas de los “grandes relatos”. Así, la filosofía intenta, sin la idea necesaria de conseguirlo, aprehender esta realidad a través de analizar fundamentalmente otras áreas del conocimiento, muchas veces la literatura. Incluso, la distinción entre ésta y la propia filosofía se difumina dando prioridad a un tipo de ensayo determinado. La concepción filosófica es, por consiguiente, la de una filosofía que ya no pretende ni interpretar ni transformar sino, si acaso, convivir con el mundo.

 

 

6.- CONCLUSIONES

La concepción de la filosofía a lo largo de la historia ha sido cambiante y a lo largo del tema hemos delineado los puntos de conexión y unión que pueden exister entre las diferentes corrientes filosóficas para trazar un hilo conductor histórico.

 

 

7.- BIBLIOGRAFÍA

ADORNO, T.W. Terminología filosófica, Madrid, Ed. Taurus, 1991.

-“Justificación de la Filosofía”, en Filosofía y superstición. Madrid, Alianza Editorial, 1972.

COPLESTON, F. Historia de la Filosofía, Barcelona, Ed. Ariel, 1969

DIÓGENES LAERCIO Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, Barcelona, Ed. Teorema, 1985.

MÁS BIBLIOGRAFÍA…

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